“No puedo creer que los periodistas tengan hijos tan bonitos”, dijo asombrado el presidente Trump durante una entrega dulces de Halloween a los niños de los corresponsables de la Casa Blanca.Los menores se quedaron mirando al vacío. Los dulces no habían llegado.Durante aproximadamente tres minutos, estos visitantes inspiraron el viernes a Trump –en lo que fue en parte una sesión de quejas, en parte encanto de abuelo, en parte un micrófono abierto para quienes aún no hubieran cumplido 12 años.Pero algo se mantuvo siempre claro: Trump lamentó informar a sus nuevos amigos que sus padres no eran de confiar, aunque de seguro en casa fueran muy agradables.“Estos niños son hermosos, maravilloso”, comenzó, haciendo una pausa. “Ufff. ¿Van a ser como sus padres cuando crezcan?”
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